miércoles, 18 de mayo de 2011

Procesos de enseñanza y aprendizaje en entornos virtuales.

Hace unos años, con el nacimiento de los primeros sistemas de comunicación mediada por ordenador, algunos pedagogos (Harasim, 1990) propusieron un nuevo dominio de aprendizaje, la educación online, que combinaba rasgos de la educación a distancia tradicional (en sus orígenes, educación por correspondencia) con la intensa interacción comunicativa que se produce en la formación presencial.
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) están abriendo paso a nuevas estrategias didácticas, como el aprendizaje colaborativo, basado en la comunicación entre iguales en un entorno rico en información, y a nuevos roles docentes. Entre los constructos teóricos que se manejan en la formación virtual, se pueden destacar los siguientes:
 Distancia transaccional
Por "distancia transaccional" (Moore, 1990) se entiende la distancia que existe en las relaciones educativas, determinada por la cantidad y calidad del diálogo que tiene lugar entre el estudiante y el profesor y la estructuración que existe en el diseño del curso. La mayor distancia transaccional tiene lugar cuando el curso está sumamente estructurado y el diálogo profesor-alumno es mínimo. Un curso on line  puede implicar un contacto frecuente y un diálogo intenso con el profesor y con el resto de compañeros. Por su parte, en una clase presencial masificada, como en muchos cursos universitarios, el contacto con el profesor puede ser prácticamente inexistente: los alumnos se limitan a tomar apuntes y a examinarse al final. Algunos autores (Saba y Shearer, 1994, por ejemplo) han sugerido que a medida que aumenta el control del estudiante sobre su propia actividad y se incrementa el diálogo con el profesor, se reduce la distancia transaccional. La cuestión, pues, no es dónde estén situados el estudiante y profesor o cómo se comunican, sino la cantidad y calidad de su interacción. El papel verdaderamente innovador de las TIC en la educación virtual es intentar reducir la distancia transaccional entre profesores y estudiantes y favorecer la interacción entre los propios estudiantes.
Interacción
McIsaac y Gunawardena (1996) describen cuatro tipos de interacción:
Estudiante-profesor: que proporciona motivación, retroalimentación, diálogo, orientación personalizada, etc
Estudiante-contenido: acceso a los contenidos de la materia de estudio
Estudiante-estudiante: intercambio de información, ideas, motivación, ayuda no jerarquizada, etc
Estudiante-interfase comunicativa: toda la comunicación entre los participantes del proceso formativo y el acceso de éstos a la información relevante se realiza a través de algún tipo de interfase, como redes informáticas o videoconferencia vía satélite. El uso de las distintas interfases viene determinado por diversas variables (costo de oportunidad, eficacia, disponibilidad, etc.).   
 Según McIsaac y Gunawardena (1996) la relación del estudiante con la tecnología que le brinda la posibilidad de comunicarse con el profesor, los otros estudiantes y acceder a los contenidos es un factor fundamental para explicar el éxito o el fracaso de los procesos formativos on line.

Control
Los estudiantes que perciben que sus aprendizajes son el resultado de su propia actividad tienen mayores probabilidades de éxito que aquellos que sienten que el control reside fuera de sí mismos, que dependen de la suerte, del sistema, de la arbitrariedad del profesor o de circunstancias vitales ajenas a su voluntad y control Contexto social
Una persona que participa en una comunicación mediada tecnológicamente necesita estar "socialmente presente" entre sus interlocutores. De ahí la importancia que se le da en algunos entornos virtuales de enseñanza/aprendizaje a la ceremonia inicial de presentación al grupo o a incluir una fotografía en el sistema de correo electrónico a fin de que los participantes sientan que, cuando escriben y envían un mensaje, le están "diciendo" algo a alguien. 
Una de las principales tareas del formador consiste en ayudar a los estudiantes  a ser autosuficientes, contribuir a la construcción colectiva de conocimientos. Y para ello, el trabajo en grupo y el aprendizaje cooperativo puede ser una buena estrategia, puesto que favorece la democracia y la solidaridad en el grupo y la autonomía en la organización del propio aprendizaje.
El grado de flexibilidad de estos elementos y del conjunto del proceso de formación depende, en gran medida, del tipo de relación entre el formador, los alumnos y los contenidos, es decir, cómo se organiza al grupo para aprender, cómo se les ayuda a aprender y qué recursos se seleccionan de los muchos que hay disponibles para facilitar ese aprendizaje. La articulación de estos elementos se vehicula a través de las actividades de enseñanza/aprendizaje.
Entre las características de la comunicación mediada por ordenador más destacables (Adell, 1998) figuran las siguientes: a) multidireccionalidad  b) interactividad (comunicación entre personas), c) múltiples formas de codificación (texto, imagen, video, hipermedia, etc.), d) flexibilidad temporal (comunicación síncrona y asíncrona), e) flexibilidad en la recepción (multiples formas de recibir/acceder a la información); y f) entornos abiertos y cerrados (Internet vs. intranet).
El "aula virtual" funciona como "el espacio simbólico en el que se produce la relación entre los participantes en un proceso de enseñanza/aprendizaje para interactuar entre sí y acceder a la información relevante" (Adell y Gisbert, 1997).
La tecnología principal utilizada en la enseñanza online es: el aprendizaje cooperativo.
"El aprendizaje cooperativo se define como un proceso de aprendizaje que enfatiza el grupo o los esfuerzos colaborativos entre profesores y estudiantes. Destaca la participación activa y la interacción tanto de estudiantes como profesores. El conocimiento es visto como un constructo social, y por tanto el proceso educativo es facilitado por la interacción social en un entorno que facilita la interacción, la evaluación y la cooperación entre iguales (Hiltz y Turoff, 1993).
Roles docentes en la educación online
 El profesor o equipo docente que afronta un proceso de formación online tiene que realizar diversas funciones:
Diseño del currículum: Diseño general del curso, planificación de actividades, selección de contenidos y recursos de aprendizaje disponibles, diseño de nuevos recursos, etc.
Elaboración de contenidos: La digitalización de todo tipo de información permite la elaboración de materiales de enseñanza en múltiples formatos (texto, gráficos, sonido, animación, fragmentos de video, etc.) combinados en nuevos tipos de documentos en los que, como rasgo fundamental, destaca la interactividad y la personalización (hipermedia, multimedia, simulaciones, bases de datos, etc.).
Tutorización y facilitación: En la enseñanza on line el profesor actúa como facilitador del aprendizaje más que como dispensador de conocimientos
Evaluación: El equipo docente debe no solo evaluar los aprendizajes de los estudiantes, sino el propio proceso formativo y su actuación.
7. La tutorización/facilitación en la enseñanza online
Así pues, uno de los cometidos esenciales del formador en la educación online es actuar de organizador y facilitador de la participación de los estudiantes. Esta función implica tres roles complementarios en su tarea como dinamizador (Mason, 1991):
a) Rol organizativo: establece la agenda (objetivos, horarios, reglas de procedimiento, normas) y debe actuar como líder impulsor de la participación del grupo: pidiendo contribuciones regularmente, proponiendo actividades en las que se deba dar una respuesta, iniciando la interacción, variando el tipo de participación, no monopolizando la participación...
b) Rol social: crear un ambiente agradable de aprendizaje, interactuando constantemente con los alumnos y haciendo un seguimiento positivo de todas las actividades que realicen y pidiendo que expresen sus sentimientos y sensaciones cuando lo necesiten.
c) Rol intelectual: como facilitador educativo debe centrar las discusiones en los puntos cruciales, hacer preguntas y responder a las cuestiones de los alumnos para animarlos a elaborar y ampliar sus comentarios y aportaciones.
Como dinamizador, el formador, puede proponer a sus alumnos que en determinados momentos o actividades durante el curso compartan con él algunas de estas funciones, para motivarlos e implicarlos positivamente en su desarrollo.
Aunque para ser un buen moderador hay que dominar ciertas estrategias y habilidades
 pedagógicas y de comunicación, la capacitación técnica no lo es todo. La esencia de un buen moderador está en el entusiasmo, el compromiso y la dedicación  que ponga en la dinámica.
Cuando un formador diseña un curso virtual desde una perspectiva pedagógica de formación activa, debe tener en cuenta que posiblemente deberá reducir la cantidad de temas a estudiar en pos de un mayor espacio para la participación y el intercambio de ideas.
Hiltz (1995) señala diferentes tipos de actividades a desarrollar por el formador como moderador de cualquier debate o discusión en grupo:
  1. Introducir el tema de debate: relacionándolo con las lecturas u otros materiales del curso e indicando claramente cuáles son los aspectos o preguntas a las que deben responder los alumnos.
  2. Incitar, como si de una entrevista no estructurada se tratara, a los alumnos para que amplíen y desarrollen los argumentos propios y los de sus compañeros.
  3. Facilitar información: como experto en la materia, el formador puede ofrecer información sobre estudios, recursos o hechos que ayuden a desarrollar los temas de discusión, complementando los materiales ya disponibles.
  4. Integrar y conducir las intervenciones, sintetizando, reconstruyendo y desarrollando los temas que vayan surgiendo y relacionándolos con la literatura y el tema.
  5. Globalizar los aprendizajes de manera que el tema de un debate se relacione con temas anteriormente vistos, para facilitar a los alumnos una estructuración más compleja y no demasiado compartimentada del conocimiento que se va generando.
  6. Lanzar preguntas que puedan ayudar a los alumnos a descubrir posibles contradicciones o inconsistencias en sus aportaciones.
  7. Resumir, a modo de conclusión, las aportaciones al debate, haciendo hincapié en las ideas claves, antes de pasar a otro tema.
  8. Ayudar a los alumnos en sus habilidades de comunicación, señalándoles, en privado, sus posibles mejoras para un mayor entendimiento con el grupo. ¿Podremos hacerlo? 

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