Según Zabalza: “Es una forma de aprendizaje en la que el estudiante asume una parte importante de la responsabilidad de la organización de su trabajo ajustándola a su propio ritmo”.
De eso surge el nuevo rol del profesor como mediador de los procesos de enseñanza y aprendizaje, ya sea en forma presencial o virtual.
En el inicio de una carrera universitaria el nivel de intervención del profesor es mayor, pero a medida que avanza esto debería disminuir para que sea mayor el espacio de acción del estudiante que el de intervención docente. Si así sucediera estaríamos confirmando un avance progresivo hacia la “autonomía”: el estudiante dueño de su propio proceso de aprendizaje.
Requiere un intenso trabajo de tutoría, y una nueva actitud, no solo de los profesores, sino también de los estudiantes.
Todo puede aprender el estudiante por su cuenta, pero con una condición: contar con los materiales adecuados
Es necesario reforzar el protagonismo del estudiante, el sentido de la responsabilidad.Me pregunto ¿ la exigencia de asistir a clase asegura el aprendizaje?, ¿Podría tener el estudiante la libertad de asistir o no?
Vienen a mi mente las reglamentaciones: "para obtener la promoción de la asignatura el estudiante deberá asistir al 90% de las clases o los trabajos prácticos"……No creo que eso asegure el aprendizaje. Por otro lado tampoco significa que el docente aproveche el nuevo rol para “abandonar” su responsabilidad en el acompañamiento de la formación del alumno. Es mucho lo que el docente debe hacer, sucede que hay que saber hacerlo. Acá radica uno de los problemas más importantes de la docencia: “NO SABER HACER”. Y asumo la responsabilidad de esta afirmación.
Debemos dotar a los discentes de recursos que les permita ejercer su autonomía y protagonismo. Sería bueno que sientan que la búsqueda de material, su análisis y selección, los enriquece. Alguna vez he hablado del desarrollo de competencias en el manejo de la información. En la obtención del título universitario no culmina su formación. Deben estar dispuestos a formarse a lo largo de la vida.
Es evidente que no todos los estudiantes tienen las mismas características. Están aquellos que son capaces de realizar un aprendizaje profundo, otros que hacen lo que pueden, ya sea porque trabajan, porque tienen problemas familiares, y aprenden lo mínimo. Y a otro grupo pertenecen los estudiantes estratégicos que negocian: hacen lo que el docente mande a cambio de que el profesor lo califique de la mejor manera, cambian esfuerzo por nota . Entonces acá es donde el papel del profesor es relevante ya que deberá planificar muy bien lo que demandará del estudiante para favorecer el desarrollo de competencias de manera progresiva. Si aprueban “reproduciendo, repitiendo, memorizando información", reproducirán, repetirán y memorizarán. Pero si la exigencia externa y propia es “APRENDER”, eso no será suficiente.
Me pregunto, ¿podemos garantizar el aprendizaje? No estoy en condiciones de responder.
Es necesario que la planificación sea entre otras cosas, capaz de motivar a los estudiantes. Es importante tener claro que el experto es el docente, que el alumno regula y organiza su trabajo, pero quien decide qué es importante aprender es el profesor. Definir los niveles de exigencia y especificar los sistemas de evaluación juegan un papel fundamental en este proceso de acción/intervención. En este punto es bueno que reformulemos nuestra práctica, de modo de minimizar el sentimiento de fracaso cuando el estudiante no logra el objetivo deseado. Decirle a un estudiante que “aún no está para aprobar”, porque su trabajo no reúne las condiciones todavía y ofrecerle los medios para ayudarlo a lograr el objetivo, no es lo mismo que reprobarlo definitivamente y que se arregle como pueda.
¿Es posible hoy y ahora? Repito lo que vengo diciendo hace un tiempo:
Es necesario un cambio institucional. Pregunto ¿es suficiente?
Necesitamos reformar el pensamiento.
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