Hace un tiempo; varios meses, no es mucho… creé este blog. Fue la curiosidad, la necesidad de probar si podía hacerlo sin la colaboración de nadie. Éramos la compu y yo; mejor dicho la red y yo, la pantalla …. quizás, al principio como una tela blanca en la que debía encontrar la forma de dejar mi sello, con un sentido estético, por cierto, modesto en mi. Los colores del fondo, las letras, su tamaño. Los gadgets…. Uh! Hasta que entendí lo que son y para qué sirven! Descubrí que eso que estaba diseñando era una página web , que tendría una dirección propia, una URL, un mundo nuevo. Para ser honesta, también fisgoneé otros blogs. Los desconocía y no estoy segura de saberlo aún. Varios días me llevó el diseño, cambiar de plantillas resultaba divertido. Es banal, o al menos así lo parece, pero detrás de todo eso hay alguien que está en una búsqueda. Así lo siento. Y en este caso, quien está en esa búsqueda soy yo. Por eso es importante.
Finalizada esa primera etapa de organización, me di cuenta que debía presentarme y traté de unir algunas palabras que permitieran identificarme. Pero eso no sucedió; decir mi nombre y mi profesión no es suficiente. Las particularidades que de verdad me definen, no están dichas acá. Tampoco creo que eso deba ser así. Y… podría hacerlo? Es uno el que tiene que decir como es, o debemos esperar que los demás nos descubran, o aceptar que uno es como los otros nos ven. Puedo decir lo que creo sentir, en el caso de sentir algo. Divago….y vuelvo.
Estaba en la creación del blog y llegué a la definición del “yo”. En fin, escribí algo de mí, a modo de presentación, busqué una frase “matadora” que simbolizara lo que me estaba inquietando; encontré a Alvin Toffler que decía lo que a mí me hubiera gustado decir, pero no lograba ponerlo en palabras. En este último tiempo he cambiado mi visión sobre algunas cosas, y una de ellas es la “educación”. Soy grande para darme cuenta de mi ceguera intelectual, o quizás esa es una virtud. A pesar de ser una cincuentona, puedo aún modificar mis puntos de vista. Qué mal expresado! La educación no es una “cosa”. Ese vocablo se usa para nombrar aquello que no tiene un nombre y la educación es “nombre y apellido”.
De chica no me gustaba ir a la escuela, más de una vez he fingido un dolor de garganta…….. prefería quedarme en mi casa, practicando letras en un papel, …… viendo tele ( blanco y negro….., los dibujitos “Felix, el gato”, cuando las condiciones climáticas lo permitían, y orientando una antena de no sé cuantos metros que estaba en el techo, para alguna vez enganchar la señal. Cuando lo lográbamos se veía nevado….. Solo los de mi generación entienden lo que estoy diciendo ). A veces, siento ¿remordimiento? cuando escucho que alguien, en realidad, la mayoría, habla con nostalgia de su paso por la escuela. ¿Añorar estar encerrados unas cuantas horas por día, hablando solamente cuando un permiso especial te habilitaba para hacerlo, con compañeros con los que solamente podías comunicarte en los recreos, …… y cuantas cosas más. “Tomar distancia” era la orden en el momento de ordenarse para entrar al aula, debíamos formar fila!!!!! Hoy, miro con asombro cuántas de esas costumbres perduran; la “disciplina”. Todo en nombre de “ella”. No es lo mismo organización, orden, que “sometimiento”. La humillación de “quedarse después de hora” en la puerta de la dirección, de modo de no pasar inadvertido por el resto de los chicos en su paso hacia la salida. El objetivo era avergonzarte y de verdad lo lograban. Yo era respetuosa de las normas, …. no sé si era el respeto( mal entendido) o el temor que me contenía para no rebelarme!!
Educar con temor! Ese fue un paradigma del siglo pasado. ¿Qué se puede aprender con miedo? Así crecimos,…. de edad. Crecer como personas, desarrollar el pensamiento crítico, discernir, a mí al menos, y creo que a muchos de mi generación nos costó años, muchos años,…. demasiados. El resultado está a la vista. Claro, si lo vemos desde otra perspectiva, quizás fue útil esa pasividad, en el momento de aceptar la realidad como era. Durante la temible dictadura militar, “eso” que éramos nos mantuvo quietos. No sé si fue el miedo o el instinto de conservación. O así sucedió porque fuimos educados para no responder. ¿Qué fue causa y qué fue consecuencia?
Uh!!! Empecé a escribir sobre el blog y terminé acá!!! Es catarsis? Y si así fuera, eso es malo? Pregunto, como si alguien estuviera del otro lado para responderme. Qué ironía imaginar que alguien puede leerme. Ironía o soberbia? Interesará a alguien lo que una mujer madura, común, casada (una sola vez), con dos hijos (familia tipo), pueda decir?
No se engañen…. Si escribo esto….. es porque pienso que alguien, en realidad, del otro lado puede contestarme.
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